- He venido a tu rescate mi Princesa- Dijo el Caballero casi sin fuerzas
Ella lo miró solemnemente y con ternura le respondió:
- De nada debes salvarme noble Caballero, pues no estoy aquí en contra de mi voluntad. Los seres oscuros no me secuestraron, yo los convencí de para que me trajeran. Es que necesitaba alejarme de la candidez del reino, dejar de ser la inmaculada doncella que todos admiraban... Encontrarme con mi propia oscuridad... Y aquí... aquí soy feliz.
El Caballero comprendió que en el tiempo que le había llevado llegar a ella, mucho habia cambiado. Y que no se puede salvar a quien no desea ser rescatado. Desandó su camino con la tranquilidad que le brindaba haber intentado todo para traerla consigo y con la esperanza de que alguna vez ella se cansaría de tanta oscuridad y tal vez, solo tal vez, volvería a buscar un destello de luz. Tal vez, pensaba, el estaría para ella cuando eso ocurriera.
Ella lo miró solemnemente y con ternura le respondió:
- De nada debes salvarme noble Caballero, pues no estoy aquí en contra de mi voluntad. Los seres oscuros no me secuestraron, yo los convencí de para que me trajeran. Es que necesitaba alejarme de la candidez del reino, dejar de ser la inmaculada doncella que todos admiraban... Encontrarme con mi propia oscuridad... Y aquí... aquí soy feliz.
El Caballero comprendió que en el tiempo que le había llevado llegar a ella, mucho habia cambiado. Y que no se puede salvar a quien no desea ser rescatado. Desandó su camino con la tranquilidad que le brindaba haber intentado todo para traerla consigo y con la esperanza de que alguna vez ella se cansaría de tanta oscuridad y tal vez, solo tal vez, volvería a buscar un destello de luz. Tal vez, pensaba, el estaría para ella cuando eso ocurriera.