miércoles, 5 de agosto de 2009

sEñOrA

La madurez le llego de golpe, antes de tiempo. Cambiar la muñeca de trapo por labores de grande. Y tomó la responsabilidad de un adulto siendo muy chica. Se hizo de tiempo para la escuela entre tanto trabajo. Y tuvo que afrontar cosas que ningun niño debería afrontar, sin perder la alegría. El tiempo transcurrío y cumplió tantos roles en ese camino... Una enfermera, una secretaria, una mecanógrafa, una estilista, una madre. La mejor que podría tener. La que siempre nombra a sus dos hijos como "mis ojos". Y es que que ella muchas veces ve la vida a través nuestro. En algunos momentos recorro mentalmente todo el trayecto que tuvo que recorrer hasta hoy, y no puedo sentir otra cosa que admiración. Por no bajar los brazos, por ser valiente como pocos, por ser una consejera permanente y el lazo que nos une como familia. Y somos tan distintos en tantas cosas y tan idénticos en otras que nunca hay planicies entre nosotros. Es parte de quererse tanto. Es eso. Y tanto la quiero que no me canso de decírselo y dejarme mimar mucho, por mas parco sea en mi vida. Hoy ella cumple un año mas. Y yo, una vez mas, agradezco ser su hijo.

1 comentario:

Cloe dijo...

Es maravilloso reconocer lo orgullosos que estamos de nuestros padres.

Abrazo