martes, 13 de julio de 2010

AfEcToS

Volver a mi lugar me puso cara a cara con demasiadas cosas de las que no me percataba. Las cosas que realmente importan. Las originales. Ésas que no son copia de nada ni intentan serlo, que no llevan marca registrada. Ésas que no pueden medirse, ni contarse, ni pesarse. De ésas cosas que sólo aquel que las experimenta puede estar cerca dimensionar. Había olvidado como eran. Que iluso en confundir lo banal con lo verdadero. Demasiadas horas viendo faltantes y dandole la espalda a aquello bueno que abundaba y rebalsaba sin ser visto. Que sensacíon de sacidead se siente con sólo el real afecto, con solo palabras que desarman el alma, con buenos gestos que llenan el corazón. Ahora se. Ahora vi la diferencia. Y yo tan ingenuo en creerme poco afortunado alguna vez, desde ese momento me siento millonario de ésas cosas incalculables. Tengo la buena fortuna de tener, justamente. La buena fortuna de valorar lo obtenido.

3 comentarios:

Luna dijo...

Muchas veces olvidamos lo importante. Yo tengo guardado como un tesoro un abrazo de mi papá en el aeropuerto en uno de mis regresos. Es tan fuerte el sentimiento que uso su recuerdo cada vez que necesito fuerzas.

Besos

ADN dijo...

Muy fuerte. Me paso con el ultimo abrazo que di antes del embarque. Fue de esos abrazos largos que desarman y fortalecen a la vez.

Naio dijo...

La diferencia entre lo banal y lo esencial ... cuesta ver la diferencia a veces. Que bueno sentirse afortunado de ver esa diferencia